¿Y si nos matamos? Para ver si de esa forma finalmente podemos desprendernos de esa estúpida y viscosa niebla que tenemos delante, si podemos atravesarla y dejarla atrás sin más vueltas y sin que se nos ate a los pies y nos los pegue al piso de manera de no poder avanzar más. Pero ¡no, idiota que intento zafarme de ella! ¡Idiota que creo poder desaparecerla! Si la corriente te tira para atrás es difícil avanzar, si la mano te arrastra impidiéndote dar siquiera un paso, es imposible abrir los ojos, y sí, nos acostumbramos a la niebla, a la estúpida y viscosa niebla, nos acostumbramos a no ver, a no VIVIR, porque total “living is easy with eyes closed, misunderstanding all you see”, porque es fácil ser simplemente una máquina más en este mundo mecánico, porque es fácil preocuparse de que hay zapatos nuevos en Zarkani, disfrutar de la cotidianidad absurda en la que vivís y caer en un oscuro hoyo negro. ¿Si nunca viste la luz cómo vas a saber que existe más luminosidad que la oscuridad a la que tus ojos están acostumbrados? Son aparatos sin sentidos, piezas de plásticos que se mueven por sí solos, pero manejados por una mano, por esa mano que te arrastra y arrastra sin notarlo. Pero ¿qué hacer cuando conociste la realidad y de repente te fue cegada? No queda más que luchar, luchar por atravesar esa niebla, esa estúpida y viscosa niebla.

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